martes, 5 de mayo de 2020

Bip, bip (versión micro)


El robotito detuvo su recorrido, emitió un "Bip, bip" de aprobación y continuó su camino, repitiendo lo mismo  muchas veces ante la presencia de lo que su programa era capaz de identificar sin que esto fuese más que una rutina de las dos principales que lo componían. Pocas veces ese día el programa se había visto llevado a bifurcar a la otra; la que le hacía emitir un sonido de sirena de ambulancia. Era evidente que los casos en los que esta se aplicaba se estaban reduciendo (algo que él ni lo esperaba ni lo dejaba de esperar, como era obvio; es decir, sin que le afectara tener que aplicar, llegado el caso en exclusiva, la rutina del "Bip, bip" benévolo y congratulador... tanto como tampoco sabía por qué la de la sirena iba quedando en desuso). No obstante, de repente, al detenerse y parametrizar el objeto que se le acercaba en dirección opuesta, el programa tuvo que bifurcar a ella, de modo que, tras emitir el sonido pertinente y lanzar el rayo congelador con una precisión impecable antes de seguir su marcha de costumbre, sumó internamente uno a su contador de contagiadores eventuales. Su eficacia aún no lo había llevado a la  definitiva pérdida de su sentido, lo que asimismo estaba por completo fuera de su consideración.

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