domingo, 5 de septiembre de 2010

Conocerse a uno mismo para conocer el mundo: un subterfugio platónico a pesar de todo

No puedo sino suponer que Sócrates (el de Platón, su alter ego, es decir, él mismo) llegó a toparse con un muro infranqueable que a fuerza de intentar atravesarlo se convirtió en un espejo.

De haber sido niños en sentido estricto lo habría atravesado como hizo Alicia, es decir, habría entrado, definitivamente o no, en el dominio de la fantasía, que es un lugar en donde todo da lo mismo y a la vez importa hasta lo más nimio, donde todo se hace importante como objeto de diversión y de martirio, de escarnio al prójimo y de culpa… Un lugar que para los que no salen nunca de él los demás consideramos locura (¡y eso a pesar o porque estamos dentro de una mayor!)

Pero cuando se siente la madurez, es decir, la certeza prometeica de la muerte, esa certeza que la locura de una u otra dimensión sólo ocultan a la mente sin poder aventarla ni un poquito... cuando se tiene en la mano el fuego ulcerante de la conciencia del poder de la creatividad propia y ajena y de su resultado, la artificialidad... el espejo se vuelve definitivamente infranqueable y sólo puede devolvernos la imagen de uno mismo.

No otra cosa puedo imaginar que moviera a Sócrates/Platón a reconocer (aún a medias) que todo lo que se podía y debía conocer residía en el hombre, es decir, en uno mismo. Sí, aclaro, a medias o parcialmente en tanto que no por ello supo abandonar la idea defendida hasta el último momento -como atestiguan los diálogos de la despedida- de que antes del hombre, y al margen del hombre, todo estaba edificado de manera absoluta, lo que sólo se hallaba pobremente disponible para el hombre. A medias o parcialmente porque de esa forma ese interior sobre el que había que volcarse sería apenas aquello que se habría conseguido aprehender o recibir del Absoluto; las migajas de la divinidad.

Cabría (y a ello se inclina la mayoría de los filósofos actuales) considerar el problema como manifestación de la simple inconsistencia, encuadrada ésta en la asunción de que la filosofía en tiempos de Platón adolecía de un desarrollo insuficiente. Pero esto no es más que mantenerse dentro de los términos de la mítica moderna, esto es, responder a la necesidad de otra mentira a la que se le atribuye superioridad; algo que por otra parte se ha vuelto sin duda cada vez más líquida...

En todo caso, ¿cómo creer a ese Sócrates que al topar con un infranqueable e insuperable dilema apenas si apeló al subterfugio de la introspección no más que como fórmula alquímica para consolarse y seguir el camino adoptado como si nada, aunque más modestamente en apariencia, buscando aún... La Respuesta Definitiva?

4 comentarios:

  1. Hablando de su segunda navegación, en el Fedón, Sócrates dice que abandonó el estudio de la naturaleza (o de lo primero en sí) para refugiarse en los loógoi. Yo interpreto esto de la siguiente manera: la naturaleza de las cosas humanas se muestra en sus lógoi. ¿Y qué se muestra en los lógoi? Pues básicamente que el lugar de la verdad de las cosas humanas es la homología (el consenso).

    ResponderEliminar
  2. Estimado amigo:

    Tuve que buscar el significado preciso de logoi en Platón antes de contestarte, cosa que hago un poco a regañadientes ya que... lo que buscaba era que me contestaras tú a mí en relación a la "acusación" concreta que levantaba contra Platón en el post. Pero antes respondo: el tal refugio de Platón en los logoi que mencionas encaja con lo que digo si se interpreta que Platón da rodeos sin llegar a lo que quiere, como he sugerido. Los logoi, que serían los resultados de la capacidad imaginativa del hombre como expresión de su parte más divina (la filosófica, como sostiene Platón, despreciando al resto de los hombres con sus almas corrompidas por su cercanía al cuerpo, etc. -Fedón dixit-), son precisamente lo que produce la máxima perplejidad humana (el acto de creación, la cuasi perfectibilidad que encierra y sobretodo promete, etc.). Esto nos lleva precisamente al dilema irresoluble, al dilema que Platón insiste que se debe afrontar a toda costa (Fedón), es la herencia que Platón considera legada por Sócrates a él y a los hombres-filósofos, a los verdederos hombres, a los más divinos...

    Ahora bien, para ser divinos de verdad... hay que llegar al conocimiento de la vida, la muerte y el absoluto. A la respuesta que buscara Midas al interrogar a Sileno (Nietzsche dixit).

    De ahí mi acusación: Platón propone lo único posible, el conocimiento del hombre (sin definir bien su idiosincrasia, etc., lo que debe ser debatido a posteriori para "zanjar" el asunto hasta donde yo creo que ello es factible; esta es mi propuesta y en lo que me centro...), sí, pero se queda a mitad de camino... PORQUE su fin no es entender la mecánica sino alcanzar el absoluto por otra vía aparentemente más promisoria. Ese es el subterfugio al que me refiero.

    Para Platón, volviendo a tu apunte ahora, en los logoi no se mostraría la naturaleza humana sino el absoluto que "la originara" y le diera "sentido", que es lo que busca para "ser lo más divino -y filosófico- posible. En este aspecto, tu lectura busca rescatar la misma idea, que es imaginaria, mítica. Justamente, el consenso es lo mítico; la posibilidad de una humanidad unificada... como comunidad filosófica. Una utopía (platónica por cierto) que se deshace cuando se define seriamente la forma que realmente adopta cada idiosincrasia humana y se entiende la relación entre esa idiosincrasia y sus logoi, que no son coincidentes salvo bajo la presión del entorno concreto y las significaciones dominantes en el mismo.

    ¿Lo ves, tiene objeciones, te chirrea algo? Insisto que esta es para mí una discusión crucial que no deberíamos rehuir... platónicamente, je...

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Estimado amigo:
    Gracias antetodo y a pesar de todo. Tuve que buscar el significado preciso de logoi en Platón antes de contestarte, cosa que hago un poco a regañadientes ya que... lo que buscaba era que me contestaras tú a mí en relación a la "acusación" concreta que levantaba contra Platón en el post. Pero antes respondo: el tal refugio de Platón en los logoi que mencionas encaja con lo que digo si se interpreta que Platón da rodeos sin llegar a lo que quiere, como he sugerido. Los logoi, que serían los resultados de la capacidad imaginativa del hombre como expresión de su parte más divina (la filosófica, como sostiene Platón, despreciando al resto de los hombres con sus almas corrompidas por su cercanía al cuerpo, etc. -Fedón dixit-), son precisamente lo que produce la máxima perplejidad humana (el acto de creación, la cuasi perfectibilidad que encierra y sobretodo promete, etc.). Esto nos lleva precisamente al dilema irresoluble, al dilema que Platón insiste que se debe afrontar a toda costa (Fedón), es la herencia que Platón considera legada por Sócrates a él y a los hombres-filósofos, a los verdederos hombres, a los más divinos...

    (sigue...)

    ResponderEliminar
  4. (segunda parte -tuve que partir en dos por longitud:)

    Ahora bien, para ser divinos de verdad... hay que llegar al conocimiento de la vida, la muerte y el absoluto. A la respuesta que buscara Midas al interrogar a Sileno (Nietzsche dixit).

    De ahí mi acusación: Platón propone lo único posible, el conocimiento del hombre (sin definir bien su idiosincrasia, etc., lo que debe ser debatido a posteriori para "zanjar" el asunto hasta donde yo creo que ello es factible; esta es mi propuesta y en lo que me centro...), sí, pero se queda a mitad de camino... PORQUE su fin no es entender la mecánica sino alcanzar el absoluto por otra vía aparentemente más promisoria. Ese es el subterfugio al que me refiero.

    Para Platón, volviendo a tu apunte ahora, en los logoi no se mostraría la naturaleza humana sino el absoluto que "la originara" y le diera "sentido", que es lo que busca para "ser lo más divino -y filosófico- posible. En este aspecto, tu lectura busca rescatar la misma idea, que es imaginaria, mítica. Justamente, el consenso es lo mítico; la posibilidad de una humanidad unificada... como comunidad filosófica. Una utopía (platónica por cierto) que se deshace cuando se define seriamente la forma que realmente adopta cada idiosincrasia humana y se entiende la relación entre esa idiosincrasia y sus logoi, que no son coincidentes salvo bajo la presión del entorno concreto y las significaciones dominantes en el mismo.

    ¿Lo ves, tiene objeciones, te chirrea algo? Insisto que esta es para mí una discusión crucial que no deberíamos rehuir... platónicamente, je...

    Un abrazo y por favor, expláyate lo que quieras.

    ResponderEliminar

Déjate oir... déjate atrapar...