Una nueva conciencia de Carlos Suchowolski, por Tanya Tynjälä
Esta
original novela de ciencia ficción es la primera novela del autor
argentino Carlos Suchowolski, quien desde 1976 radica en España en donde
dirige una empresa de equipamiento digital para artes gráficas y
audiovisuales. Sin embargo no es un escritor novel, pues tiene varios
cuentos publicados en diversas revistas del género y en antologías,
tanto en Argentina como en España, entre otros países de habla hispana.
En
un mundo conocido como Tietnianish, una joven miembro está a punto de
iniciar un viaje que cambiará no solo su vida, sino también el orden de
la sociedad en la que vive. Sin desearlo, se convierte en el principal
elemento en un juego de poder, que la lleva a comprender el pasado de su
pueblo, el falso presente en el que vive y la realidad del mundo que
habita.
Interesante propuesta que retoma clásicos temas del género
(el viaje iniciático, un mundo dentro de otro mundo...) al mismo tiempo
que incorpora elementos innovadores. Así pues este Tietnianish
evoluciona alrededor de un único mar en donde vive Boroosh: una forma
orgánica luminiscente, considerada como gestor del tiempo y guardián de
la puerta que conduce al mundo de los dioses. El período de tiempo en el
cual Boroosh permanece en la superficie del mar se conoce como Elimash y
su luz permite ver lo que sucede alrededor, a diferencia de lo que
ocurre durante el Osimash: momento en el cual el mundo se encuentra en
la oscuridad.
Alrededor de este mar viven los orilleros, es decir
los tietnitas habitantes de catorce aldeas construidas en las orillas
del mar, temiendo de alguna manera a los de las laderas: lugar en donde
otro grupo de tietnitas, conocidos como los Innovadores fundaron sus
ciudades, mucho más avanzadas tecnológicamente y que desde el principio
se dividieran entre cientifistas tecnócratas y metafísicos gaidy, lo que
a la larga causaría su ruina.
Los tietnitas poseen un caparazo,
dentro del cual pueden protegerse de las lluvias de roca y lava, un
cuello retráctil, un aparato digestivo compuesto por un rumiómago y
boltestinos y termovisión. Pero quizá los rasgos más interesantes de
los tietnitas sean los géneros que poseen. En efecto al nacer no hay
diferencia sexual entre ellos, el sexo se manifiesta más tarde e
inclusive –en algunos casos excepcionales de mutación tardía– puede
cambiar durante la adultez. Los sexos son dos: -agray y –dory. Las
-agrays son lo que más se asemejaría a una hembra, con la particularidad
de que hay dos: la que queda inseminada o “embarazada de primeras”
(convirtiéndose en Primadre) y la que recibe la simiente desarrollada
por la primera, quedando pues “embarazada de segundas” (siendo así una
Segundamadre) La actividad sexual narrada en este libro se da pues entre
jóvenes asexuados, que a raíz de la experiencia desarrollan el género
correspondiente o entre adultos que disfrutan de uno u otro género.
La
historia está narrada desde varios punto de vista: el de Mouil-Agra -
quien tras encontrar unas membranas luminosas, se ve envuelta en este
viaje iniciático que constituye el núcleo de la historia – de Güian-Dor,
enamorado de ella hasta el punto de seguirla en su viaje y de
Roueg-Dor, importante personaje del pasado conectado con Mouil-Agra,
principalmente debido a las membranas. Así pues, en algunos capítulos
se retrocede al pasado de Tietnianish. Sin embargo todas estas voces y
saltos en el tiempo no hacen difícil la lectura de la novela. Si bien
algunos lectores pueden perderse un poco al principio, muy pronto se
ubican entre los personajes y períodos de tiempo, pues la historia está
sólidamente narrada.
Una nueva conciencia en una
interesante parábola sobre la posesión del conocimiento: las luchas de
poder que ésta conlleva, el oscurantismo impuesto para no compartirla,
el temor que inspira, pues poseer el conocimiento – sea este tecnológico
o metafísico – implica responsabilidades y cambios para adaptarse, lo
que de alguna manera quiebra la paz de lo ya establecido. Por eso, a
pesar de narrar eventos de un mundo lejano al nuestro, nos sentimos
identificados con los personajes pues los incidentes en los que se ven
envueltos los personajes encuentran eco en nuestro propio mundo. Como
una vez le escuché decir a Ian McDonald, que la gente se equivoca al
pesar que la ciencia ficción nos habla del futuro o de mundos lejanos,
pues en verdad nos refleja de manera lúdica nuestra propia realidad,
nuestro presente. Esta novela es un buen ejemplo de ello.
Quizá
una crítica que se le pudiera hacer a Una nueva conciencia, es el
excesivo uso de neologismos. Unos son innecesarios por el gran parecido
con palabras existentes en el español, como por ejemplo la lush o la
luz que emite Boroosh o ishla, evidentemente una isla. Otros, como los
géneros de los tietnitas, son completamente pertinentes, pero en ese
caso lo criticable podría ser el léxico que se encuentra al final del
libro. En primer lugar, muchas de estas palabras se sobreentienden a
medida que uno avanza en la historia, en segundo lugar, ¿Necesita el
lector saber que un mushis es un insecto o que un beiglaud es un pez?
No aporta gran cosa al desarrollo de la historia y en todo caso, la
lectura nos hace comprender que se trata de algún tipo de animal.
Pero
ésta es una apreciación personal. Quizá haya quien disfrute del léxico y
el saber exactamente qué significa cada palabra. Yo me contento con
disfrutar de una historia bien construida y de muchas propuestas
innovadoras al género de la ciencia ficción.
(En breve: en formato ebook editada por Grupo Editorial AJEC.)
Página
del autor en Facebook:
http://www.facebook.com/pages/Una-nueva-conciencia-y-otras-andaduras-literarias-de-Carlos-Suchowolski/169224196477186
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