martes, 19 de octubre de 2010

Por culpa de Mimí (por motivarme), por culpa de María (por inspirarme), por culpa de las mujeres y de las vueltas de la vida... ante las que uno ya no sabe qué hacer

Nietzsche experimentó muchos altibajos, pero sobretodo experimentó la fuerza irremediable de su propia idiosincrasia; la -en definitiva y para no ser compasivo con uno mismo y menos que con nadie- dependencia del autoproceso de conformación, como en principio pienso definirlo desde ahora. Producto de todo eso, a veces nace la necesidad de expresarse mediante la poesía. Y eso me pasa de vez en cuando. Pongo a luicio de mis pocos, leves y breves lectores, los siguientes versos nacidos de una de aquellas situaciones, es decir, de un "hubo una vez...":

Te querré sin que lo sepas
(desde ahora),
o sea, sin que lo tengas que sufrir,
sin que tengas que desplegar tus resistencias,
...a mis embates,
sin que tengas la obligación de devolver
...nada
...nada más que el recuerdo,
que es más de uno mismo,
fragmentado y filtrado como más guste,
como más pueda...
soportarse.

Algo que, como todo, es a la vez verdadero y falso, sincero e histriónico. Y ni siquiera sé si es poesía... digna.

2 comentarios:

  1. Interesante tu poema, me gusta.
    La compasión surge de la empatía y el que no la posee es un sicópata.
    ¿Hablamos de medidas?
    ¿La compasión sólo le atañe al ser humano? ¿Una red de neuronas espejo se da igualmente en el perro que aprecia cuando el amo está triste y se acerca a consolarlo? ¿Son determinados olores que nuestros humbrales no detectan los que lo provocan? ò ¿Sólo podemos catalogar a algunos parientes cercanos como los orangutanes como los portadores de neuronas espejo iguales a las nuestras?
    Para tener fiebre estoy charlatana, un abrazo, Carlos.

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  2. Merci bien, Mimí. Pero, malgré estos esporádicos prontísimos poéticos (no del todo satisfactorios para mí mismo), está claro que lo mío no es la poesía. Tal vez por eso de que no me satisfaga... Si lo que pienso tiene un especial poder por su carácter sintético... lo que escribo es un microcuento (y aún esto no me parece demasiado relevante, sino algo "menor"). Si de lo que setrata es de lanzar al mundo un conjunto de imágenes y sensaciones... me esfuerzo por meterlas en algo más amplio y en prosa, en parte de una historia, en algo que de a la historia un "efecto", a veces reforzando el leit motiv...
    En cuanto a tus disquisiciones febriles... las comentamos mejor en "la isla", que debería seguir "abierta" a menos que me haya dejado la llave dentro y cerrado la puerta sin saberlo... je... Lo verificaré luego.
    Un abrazo, Carlos.

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Déjate oir... déjate atrapar...